miércoles, 9 de febrero de 2011

Dolores Rea

Dentro de una cama vieja y maltratada descansa Dolores Rea. Dentro de su sueño fluye un río de sauces; fuera de ella, la amargura. Detrás de sus pupilas hay un ángel (o dos, o tres...); fuera de ella, un castigado.
Dolores camina dos pasos al espejo, dos pasos al comedor y dos pasos a la escuela. Va cantando canciones de amor. Una de sus zapatillas va desatada y su fleco es circunflejo.Mientras camina habla con su fleco:
-¿Qué pasa?
-Tengo frío
-¿Por qué fleco? Hoy te he peinado con agua tibia.

Entra al salón de clases, y los niños juegan aventando aviones de papel. La maestra empieza la lección "...así es como podemos describir la exentricidad de nuestra función. Ahora calculemos la...". Dolores escucha atenta a su mayor. No tan lejos se escucha algo familiar "Rea, ¡Rea!, número veinte, pase al pizarrón". Se levanta y camina lentamente, pero no lo suficiente como para no caer.
En el suelo, Dolores habla con su zapatilla suelta:
-¿Qué pasa?
-Me duele un brazo
-¿Por qué zapato? Hoy te he lavado con suavidad.

Dolores camina de regreso a casa, y al dar la vuelta en la esquina prohibida, unos hombres comienzan a molestar. Abusan de ella y Dolores queda tirada en el suelo, un río de sauces corre por su falda. Ve el río y habla con él:
-¿Qué pasa?
-Me duele el alma.
¿Por qué río de sauces? Hoy he peinado con agua tibia a fleco y se ha quejado; he lavado con suavidad a zapatilla y se ha quejado ¿debería yo estar triste porque me han lastimado?

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